El viaje es más que descubrir nuevos destinos; es una ventana a diferentes culturas y una oportunidad para forjar amistades que trascienden fronteras. Mi reciente aventura de a República Dominicana, cortesía del Club Rotaract Higuey Cayacoa, es un testimonio viviente de cómo los viajes pueden enriquecer el alma.
Desde el vibrante Punta Cana hasta la histórica Santo Domingo, cada ciudad dominicana que visité ofreció una perspectiva única sobre la vida caribeña. Dicen que para conocer a un pueblo hay que conocer su cocina y eso es verdad, la cocina dominicana es por definición sinonimo de platano y sus derivados lo cual no pareceria muy sabroso de buenas a primeras sin embargo y por fortuna tuve la oportunidad de conocer a personas como Nicole, que con su pasión por la cocina nos deleitó con exquisitos platillos.
Pero no solo la comida, la música y el baile son esenciales en la cultura dominicana, y durante nuestra estadía, la alegría de vivir se expresaba en cada nota musical y cada paso de baile. Esta expresión artística no solo es entretenimiento, sino una profunda manifestación de la identidad nacional que contrasta con el fervor festivo pero formal de México.
Pero nada mas fundamental que compartir con personas como lo fue César, nuestro incansable conductor, que nos introdujo a la idiosincrasia local con su buen humor y chistes constantes, mientras Rikys, un viejo amigo conocido en México, reafirmaba el valor de las conexiones duraderas en Rotary.
Yaira, la presidenta del club, con su liderazgo firme y carismático, aseguró que nuestra experiencia fuera inolvidable, desde el momento en que aterrizamos hasta nuestra despedida. La interacción con locales como Rouse y su hijo Jesús, quien con su jovialidad nos provocó risas inolvidables, mostró la importancia de la amistad y el buen humor de los dominicanos.
A través de estos intercambios culturales, entendí que, aunque compartimos el mismo oceáno, las diferencias entre la República Dominicana y México en términos de gastronomía, música y tradiciones, son vastas y enriquecedoras. Este viaje no solo expandió mi horizonte geográfico, sino también mi comprensión de lo que significa ser parte de una comunidad global como Rotary, donde el respeto mutuo y el aprendizaje continuo son fundamentales.
Reflexionando sobre las nuevas amistades y experiencias vividas, queda claro que los viajes son un puente hacia la comprensión y la aceptación de diversas perspectivas. En un mundo que a menudo parece dividido, estos intercambios culturales demuestran que es posible unir a las personas en torno a objetivos comunes y experiencias compartidas.
Culminando este viaje, me llevo no solo recuerdos imborrables sino también lecciones vitales sobre la fuerza de la comunidad y el poder transformador de la amistad. A través de la música que nos unió, las comidas que compartimos y las historias que intercambiamos, hemos tejido una red de conexiones que trasciende el tiempo y la distancia.
Este viaje a la República Dominicana no ha sido solo un acto de exploración geográfica, sino un profundo compromiso con la exploración humana y cultural. Ha sido una afirmación de que, más allá de las diferencias, nuestra capacidad para conectar y cuidar es lo que finalmente nos define y enriquece como globalidad. Esta experiencia reafirma mi convicción de que, con corazones abiertos y mentes curiosas, podemos construir un mundo más inclusivo y comprensivo. Es un llamado a continuar cruzando puentes, descubriendo nuevas culturas y profundizando amistades, porque en cada encuentro hay una oportunidad de transformar nuestro mundo.
PD: Agradrecimientos especiales a Amaurys Fermín por la gran calidad de ser humano 🫰🏻✨
About Antonio Dromundo
Soy Antonio Dromundo, un desarrollador de software, apasionado viajero y eterno aprendiz de la vida. Mi búsqueda no se limita a escribir código; busco experiencias que me transformen, lugares que me desafíen y personas que me inspiren. Cuando no estoy frente a una pantalla, estoy explorando el mundo, entrenando Jiu Jitsu Brasileño o reflexionando sobre el impacto que cada viaje tiene en mi crecimiento personal. En “Viajero Fachero”, comparto mis aventuras, proyectos y aprendizajes, con el objetivo de inspirar a otros a tomar las riendas de su vida, explorar lo desconocido y encontrar su propio camino.