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De Guadalajara a Lisboa: Cómo el Jiu Jitsu Brasileño me Llevó al Otro Lado del Mundo

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Antonio Dromundo

· 8 min read
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De Guadalajara a Lisboa: Cómo el Jiu Jitsu Brasileño me Llevó al Otro Lado del Mundo

En octubre de 2023, tuve una de las experiencias más transformadoras de mi vida: un viaje desde México hasta Portugal para entrenar Jiu Jitsu Brasileño con algunos de los mejores cinturones negros de nuestra academia. Lo que comenzó como una pasión recién descubierta hace pocos años, me llevó a cruzar el Atlántico, desde mi academia en Guadalajara, Jalisco, hasta las ciudades de Almada y Lisboa. Allí me esperaba no solo el desafío físico del entrenamiento, sino también una profunda reflexión sobre mi camino hasta este punto.

Un Viaje de Entrenamiento: Más Que Solo Técnica

El plan era claro: viajar junto a un compañero y mis maestros, Johny y Andrés, para entrenar en otras sedes de nuestro dojo, 2Brothers BFC, donde nos esperaban figuras legendarias como el Maestro Tito, el Maestro Ze y el Maestro Ba. Cada uno con su propio dojo y una experiencia increíble en las artes marciales. Desde el primer día que pisamos Portugal, sabíamos que el reto no sería pequeño. Los entrenamientos eran intensos: dos o tres veces al día, lo que exigía mucho tanto física como mentalmente. Pero también había algo en el aire, algo que hacía que esta experiencia fuera mucho más que una simple rutina de ejercicios.

El Jiu Jitsu Brasileño, para mí, no solo es una lucha de cuerpo contra cuerpo; es una batalla interna de superación constante. Y estar entrenando en otro país, con maestros que habían dedicado décadas de su vida a este arte, me hizo darme cuenta de cuán lejos había llegado. No solo en kilómetros, sino en mi propio crecimiento personal. Aquí estaba yo, un mexicano que había crecido sin muchos privilegios, entrenando al otro lado del mundo con personas excepcionales.

La Comunidad

Durante el viaje, no solo aprendí de los mejores, sino que también tuve la oportunidad de forjar lazos más fuertes con mis compañeros y maestros. El tiempo que pasamos entrenando, viviendo en un hostel y explorando la ciudad, nos acercó de una manera que no había experimentado antes. Las charlas post-entrenamiento, las comidas abundantes, y hasta las sesiones de anime que compartíamos en los momentos de descanso hicieron el viaje muy ameno.

Fue increíble ver cómo, a pesar de las diferencias culturales, el idioma o las costumbres, el Jiu Jitsu se mantuvo como un lenguaje universal que nos conectaba. Los estilos de lucha que descubrí en los diferentes dojos de Portugal no solo me enseñaron nuevas técnicas, sino también formas distintas de pensar y enfrentar los retos.

El Torneo en Portugal: Victoria y Reflexión

El viaje culminó en un torneo donde tuve la oportunidad de poner a prueba todo lo que había aprendido. Me llevé el tercer lugar en mi categoría, un logro que sin duda me llenó de orgullo, pero que trajo consigo una mezcla de emociones. Lo que más me impactó no fue solo el podio, sino la experiencia de enfrentarme a uno de mis compañeros de viaje en el tatami. Tener que luchar contra alguien con quien compartí entrenamientos, risas y reflexiones durante todo el viaje fue un desafío emocional. Sabía que había trabajado duro para llegar hasta ahí, pero esa victoria dejó un sabor agridulce.

Superar a un compañero en una pelea no es fácil. Por un lado, sabes que cada uno de ustedes está dando lo mejor de sí y que es parte del proceso. Pero por otro lado, entiendes que hay una conexión que va más allá del combate, una camaradería que se forja en el sudor y la disciplina compartida. Aun así, las reglas del torneo son claras, y cada enfrentamiento es una oportunidad para demostrar tu crecimiento personal.

Aunque vencer a mi compañero fue complicado, el torneo me dejó algo más grande que cualquier medalla: la satisfacción de haber ganado otras peleas, enfrentando a competidores que nunca había visto y superando mis propios límites físicos y mentales. Cada lucha era una prueba de lo que había aprendido, y más que cualquier trofeo, lo que me llevo de esa experiencia es la certeza de que soy capaz de superar cualquier reto que se me presente, tanto en el Jiu Jitsu como en la vida.

Más Que Un Deporte: Una Herramienta de Autoconocimiento

Lo que hizo este viaje particularmente especial no fue solo el entrenamiento ni el torneo, sino la oportunidad de reflexionar sobre mi propio camino. Pensar que apenas hace poco tiempo había comenzado en las artes marciales, sin imaginar que este arte me llevaría hasta el otro lado del mundo. Ahí estaba yo, un mexicano que había crecido en circunstancias difíciles, caminando por las calles de Lisboa, comiendo bacalao a la portuguesa y viendo cómo el Jiu Jitsu me había dado la oportunidad de explorar no solo otros países, sino también mi propio potencial.

Cada día, después de entrenar, me encontraba reflexionando sobre el privilegio de estar ahí, sobre lo lejos que había llegado. Me di cuenta de que las artes marciales no son solo un deporte, sino una herramienta poderosa para el autoconocimiento. Me había llevado a cuestionar mis propios límites, a encontrar la fortaleza en mis debilidades y, sobre todo, a conectarme con una comunidad global de luchadores que, aunque separados por miles de kilómetros, compartían la misma pasión.

Lisboa: Cultura, Comida y Nuevas Perspectivas

En los momentos en que no estábamos entrenando, tuve la oportunidad de conocer un poco más de la cultura portuguesa. La cocina local, llena de sabores intensos y únicos, fue una experiencia en sí misma. Probar platos tradicionales como el bacalao, los pasteles de nata y disfrutar de la mezcla de aromas y sabores me recordó que viajar es una forma de abrir la mente. Cada plato, cada bocado, me hacía sentir más conectado con el lugar, sus gentes y sus costumbres.

Pero Lisboa es mucho más que su gastronomía. Sus calles empedradas, el tranvía que serpentea por las colinas, la vista desde el Mirador de Santa Catarina y la calidez de las personas me hicieron entender el significado de un lugar con historia y alma. Todo esto, mientras mi mente seguía asimilando la experiencia del Jiu Jitsu y el torneo, me llevó a una profunda reflexión. ¿Cómo había llegado aquí? ¿Cómo un joven mexicano, que creció sin muchos privilegios, terminó entrenando al lado de grandes maestros en el otro lado del mundo? Estas preguntas me acompañaban en cada rincón de Lisboa.

La respuesta se hizo clara: todo esto sucedió porque me atreví a empezar. A tomar la decisión de enfrentar mis miedos, de dar el primer paso en un deporte que me era desconocido y, sobre todo, de mantenerme en el camino, incluso cuando las cosas no eran fáciles. Este viaje no fue solo una aventura de entrenamiento físico, sino un viaje interior hacia el descubrimiento de mi propio potencial.

Conclusión: El Jiu Jitsu Como Camino de Vida

Este viaje a Portugal me enseñó algo que había comenzado a vislumbrar desde que empecé en las artes marciales: el Jiu Jitsu Brasileño es mucho más que una serie de técnicas o una forma de defensa personal; es una filosofía de vida. Es una herramienta poderosa para el autoconocimiento, una puerta hacia nuevas oportunidades y una forma de construir comunidad, no importa en qué parte del mundo te encuentres.

Desde los entrenamientos intensos con maestros como Tito, Ze y Ba, hasta las conversaciones nocturnas con mis compañeros Johny y Andrés, cada momento me recordó que el verdadero desafío siempre está dentro de nosotros mismos. Y eso fue precisamente lo que experimenté al enfrentarme a mis oponentes en el torneo: la lucha no era solo física, sino también mental y emocional. Superar mis propios límites fue lo que realmente me llevó al podio.

Hoy, más que nunca, estoy convencido de que los viajes, al igual que el Jiu Jitsu, son una forma de crecer, de aprender y de encontrarnos a nosotros mismos. Viajar no es solo cambiar de geografía, sino también cambiar de perspectiva. Me di cuenta de que no importa de dónde vienes, ni cuántos privilegios tuviste en tu infancia; lo que realmente importa es qué haces con las oportunidades que te da la vida. Y el Jiu Jitsu ha sido, para mí, la clave para descubrir esa verdad.

Si algo me ha dejado claro este viaje, es que las fronteras —tanto físicas como mentales— se desvanecen cuando decides enfrentar tus miedos, aprender de tus fracasos y celebrar cada pequeña victoria. Porque, al final, el verdadero viaje está dentro de ti, en esa lucha constante por ser mejor, por superar tus propias expectativas y por encontrar tu lugar en el mundo.

Así que, si estás leyendo esto, te invito a que te atrevas. A que tomes las riendas de tu vida, ya sea a través de un viaje, un deporte, o simplemente un paso hacia lo desconocido. El Jiu Jitsu me llevó a Portugal, pero más importante aún, me llevó a descubrirme a mí mismo. Y estoy convencido de que, cualquiera que sea tu camino, la clave está en EMPEZAR y seguir avanzando..

El mundo está ahí afuera, lleno de experiencias esperando a ser vividas. Atrévete a vivirlas, atrévete a viajar, a entrenar, a aprender y a desafiarte. Porque en esa lucha, en ese viaje, es donde realmente nos encontramos.

#viajes#portugal#europa
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About Antonio Dromundo

Soy Antonio Dromundo, un desarrollador de software, apasionado viajero y eterno aprendiz de la vida. Mi búsqueda no se limita a escribir código; busco experiencias que me transformen, lugares que me desafíen y personas que me inspiren. Cuando no estoy frente a una pantalla, estoy explorando el mundo, entrenando Jiu Jitsu Brasileño o reflexionando sobre el impacto que cada viaje tiene en mi crecimiento personal. En “Viajero Fachero”, comparto mis aventuras, proyectos y aprendizajes, con el objetivo de inspirar a otros a tomar las riendas de su vida, explorar lo desconocido y encontrar su propio camino.